
Los segundos nos parecen insignificantes, pero sin embargo forman minutos con sesenta de los cuales podemos formar horas. Y cuando usamos el término "hora" ya es algo más. Qué decir de cuando pasan veinticuatro y por consecuente un día, después van siete, y ya es una semana más. Mejor no hablar de cuatro semanas, ya tenemos un mes. Y por hablar de meses, digamos doce. Ya es nuevo año nuevo. Lunes, Martes, Miércoles, Jueves, Viernes, Sábado, Domingo, vuelta a empezar. Uno, dos, tres...treinta. Y a comenzar de nuevo. Así pasan los días, no nos percatamos del valor del tiempo ni de lo rápido que se esfuma entre nuestros confusos pensamientos, y realmente es cuando nos hablan de grandes unidades es cuando nos arrepentimos, nunca cuando nos hablan sobre unos minutos o segundos, a eso no le damos ninguna importancia. "¡Qué mas dará!", pensamos habitualmente. Pero eso no esa así. En realidad tiene mucha. Sin ellos, no llegaríamos a esas medidas del tiempo que tienen tanto peso sobre nuestra consciencia como los años. La moraleja es sencilla: aprovecha cada segundo como si fuera el último, y recuerda que, por muy pequeñas e insignificantes que parezcan ciertas cosas, todas tienen su lógica e importancia, y por ello debes apreciarlas.
"There is always hope"
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