
Si ya es de por sí difícil admitir que hemos cometido un error, más complicado es aún conseguir cambiar ese aspecto que nos ha llevado a ello. El problema es: ¿hasta qué punto esto depende de la voluntad? Cada persona es un mundo, y por esta misma razón, cada una lo asimila y procesa de diferentes maneras. La variedad es infinita, desde preocuparse al cien por cien del asunto y llevar ese intento de cambio al pie de la letra, o la pasibilidad completa. Y en este último caso, ¿cómo se puede uno tomar eso? Ya no se trata de un daño solo para la propia persona, sino para la que recibe el mensaje de ignorancia. En tal caso, ¿a la persona que ignora le importa la ignorada? ¿Es una cuestión de importancias o tan sólo de despreocupación frente a tener en cuenta tus fallos? ¿De verdad creen esas personas que así van a llegar lejos? La base del éxito está en la experiencia y en la matización diaria de pequeños aspectos, y la experiencia se basa en hechos vividos, de los cuales se podría decir que hay dos tipos: los aciertos y los fallos. Si hacemos oídos sordos a ese cincuenta por ciento, ¿cómo vamos a conseguir alcanzar el cien por ciento de la perfección?
"There is always hope"
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