28 febrero, 2011

Déjate ser libre


La credulidad ciega en algo me ha demostrado que hay algo dentro de nosotros que tiene más control sobre todo que nuestra simple voluntad. Cuando queremos que algo no pase, algo se acciona dentro de nosotros invirtiendo el efecto. La desesperación se incrementa y la caída en el agotamiento de pensar posibles consecuencias acelera sin final. La montaña rusa de sensaciones recorre puntos de nosotros que nunca hubiésemos descubierto sin ese tipo de situaciones. Quizás deberíamos agradecerle que nos deje conocernos por una vez. Todas las aparentes situaciones malas sacan algo de provecho en nuestro interior. Puede que la solución sea tan sólo dejar seguir su curso a lo que tenga que pasar, y no tratar de esquivar aspectos que no nos gustan, lo que, en el fondo, son los que más nos enseñan algo...

"There is always hope"

27 febrero, 2011

Contrariedad


Creo que a veces no somos sinceros con nosotros mismos, y si no lo somos con nosotros mismos: ¿con quién lo vamos a ser? Pretendemos ocultar aspectos de nosotros porque creemos que no van a gustar a los demás y es una tontería. En realidad somos quien pretendemos ser y no quienes somos. A veces nos gustaría ser transparentes pero sin embargo preferimos la translucidez. Siempre me pregunto por qué. Acabo pensando que es por la situación pero, creo que en el fondo lo que condiciona es el miedo. A no hacer lo correcto, a no llegar a las expectativas, a no ser como los demás piensan que somos, a defraudar en definitiva. Y el problema es que si todos asimilásemos que fallar no es algo malo, sino algo que nos tiene que hacer reflexionar y usar la razón para saber que está bien, que está mal, que hacer y qué no hacer, entonces se acabarían todos esos prejuicios estúpidos que arruinan miles de situaciones que podrían ser especiales, aunque no lo pensemos. Pero al final nos dejamos dominar y siempre buscamos una estúpida (e irracional) excusa que nos sirve para justificarnos, aunque todos sabemos que esas justificaciones nunca tienen ni pies ni cabeza...

"There is always hope"

22 febrero, 2011

El miedo a tomar la decisión equivocada


Realmente creo que la mayoría de las personas tenemos un miedo común que se trata de la toma de decisiones. Algunas son más lanzadas y otras más pausadas a la hora de realizar sus actos, pero creo que en todos nosotros existe, por muy pequeño que sea, esa pequeña voz interior que nos dice: ¿y si? A veces miedo a hacerlo y equivocarnos, y a veces miedo a no llevarlo a cabo y también errar. A pesar de que en un primer momento todos nos mostramos positivos frente al asunto con un "¿Qué es lo peor que podría pasar?" como lema, en el fondo la preocupación siempre persiste. Nos atormenta más cometer un fallo que desaprovechar oportunidades, y lo triste es que no aprendemos que ese es el problema. Sin caer no te levantas, y sin levantarte, siempre miras las oportunidades desde abajo, viéndolas pasar lejos de tus manos y tu alcance. No hay preguntas que valgan, el tiempo es un jurado muy crítico y nunca está de nuestro lado, no nos da segundas oportunidades en el pasado. Puede que si no aproveches esta vez, no haya otra más, puede que te arrepientas si no lo haces, pero, ¿no crees que vale más la pena probar?

"There is always hope"

20 febrero, 2011

Retrocediendo en los recuerdos


Estoy fuera de tiempo. Me encuentro aquí, observando los lugares que solíamos recorrer juntos, aún siento el calor de tu mano sobre la mía. Persigo al pasado intentando aferrarme a él e instaurarlo en el presente, aunque sepa que no es así, me gusta más esa idea que la de tu ausencia. Recuerdo tu aliento en los domingos más fríos de invierno, siempre lo preferiría a mi nueva rutina de observar como llueve mientras acerco la taza de café a mi boca en un asiento de cualquier cafetería. Podría describirte cada uno de los atardeceres, aún me son tan cercanos... Tengo tus palabras almacenadas en algún lugar de mi corazón, tu aroma impregnada en todos los lugares de mi cuerpo y tu sonrisa como mi única guía. Si hay algo en lo que me gusta pensar es en las reconciliaciones: al fin y al cabo, ambos acabábamos cediendo parte de nuestro orgullo cambiándolo todo por un "te quiero". Sonreírte y que me sonrieras, abrazarte y que me abrazases, mirarte a los ojos y que hicieras mi mirada la tuya... quererte y que me quisieras. Pasamos miles de vendavales juntos, ninguno pudo contra nosotros. Cualquier cosa insignificante se convertía en algo grande al proceder de tí. Conectaste mi corazón con el tuyo, creaste miles de líneas de metro escondidas en mí, cada una tenía su fin en alguno de los miles de recuerdos contigo, cada andén significaba una sensación única e irrepetible. Me demostraste que con una sonrisa se podía decir "nunca te separes de mí". Tememos el fin, y cuando ocurre, no sabemos como reaccionar. Escapar, encerrarse, o volver a nuestro mundo a soñar. Es más sencillo que eso. "Cuando una cosa acaba, otra comienza..."

"There is always hope"

15 febrero, 2011

Adelante


Es curioso que muchas veces intentemos archivar los recuerdos con etiquetas, y que mediante esa clasificación incluso tratemos de evitarlos o por el contrario, no sacarlos de nuestras mentes. Bien es cierto que hay recuerdos que quizás nadie querría haber sufrido, recuerdos que lanzarías lejos con todas tus fuerzas, recuerdos que quemarías intentándolos hacer desaparecer… aunque siempre quedarían las cenizas. Cometemos un error al pensar así, no se trata de obligar a parte nuestra memoria a irse, tan sólo olvidamos algo cuando simplemente dejamos que esté en nuestra mente sin importarnos, sin pararnos a pensar sobre ello martirizándonos. Siempre queda algún pequeño fragmento, que aparece en nuestras vidas a veces como un pequeño flash-back, pero ¿y qué? Los días siguen pasando y un simple trozo de pasado no nos puede detener. Hay miles de recuerdos esperándonos.

"There is always hope"

12 febrero, 2011

No dudar en sonreír al revivir algo nostálgico


Pensamos que con la voluntad de querer expulsar a una persona de nuestra vida y no pensar en recuerdos felices que nos lleven a querer no hacerlo, podemos creer en "unos vienen, otros se van". Pero, ¿realmente entran nuevas personas en nuestra vida que remplacen a las anteriores? El círculo comienza pequeño y el número de sillas siempre aumenta, estén vacías o no. Puede que esas personas añadan su silla al círculo, pero creo que nunca se sentarán en una ajena por miedo a lo que pueda pasar. Hay personas que han añadido su silla y permanecieron del principio al fin, y otras simplemente han estado presentes y después se han ido, dejando vacía su silla, pero no retirándola de su lugar. Nadie la ocupa, se limita a estar, dejando vivo el recuerdo de que algún día alguien estuvo ahí. Quizás los que añaden su silla más tardiamente no sufren el dolor por el que pasan los más veteranos al ver como las sillas quedan solitarias, viendo algo realmente triste: como personas queridas se van. Al final el resultado puede ser desolador, podría haber miles de asientos vacíos y tan sólo los observarían dos o tres personas, pero al fin y al cabo, lo importante es que algún día habría habido algún momento que uniera a personas que allí hubieran colocado su voluntad de crear vínculos felices entre ellas, y eso es lo que cuenta. Recordar algo nostálgico con una sonrisa en la cara es una tarea difícil, pero no imposible.

"There is always hope"

07 febrero, 2011

Aprender a convivir con la aceptación


Muchas veces aceptar algo que nos atormenta o que simplemente no queremos creer es algo realmente duro para lo que a menudo nos preparamos con un largo proceso previo. La primera fase es la incredulidad. La dificultad para creer y confiar en que ese hecho es cierto. Se trata de una parte breve del proceso que pronto da lugar a la segunda y una de las más largas: la negación. A pesar de que intentamos que sea perecedera, eso nunca ocurre. Ata sus raíces a nosotros y aunque muchas veces pensemos que la hemos superado, eso también se trata de un espejismo: no es así, y perdura en las sombras durante más tiempo del que quisiéramos. La tercera, y más graciosa de todas, es la búsqueda de soluciones. Indagamos y encontramos soluciones que nos parecen lógicas cuando se suelen tratar de aspectos irracionales e incoherentes. El único problema es que un pañuelo llamado inocencia que venda nuestros ojos nos impide verlo con claridad. La fase concluye con una gran lista de alternativas absurdas que acabámos por arrugar y mandarlas a su sitio correspondiente: la papelera más cercana. Cuarta: aproximación hacia la aceptación. No se trata de ella puramente, pero nos encontramos tan cerca que sufrimos al ver tan nítidamente la realidad. Pataleamos, lloramos, nos irritamos y nos frustramos: pero eso en realidad tan sólo sirve de desahogo, no de método de superación. Por último, en lo más alto de la cima, tras el cansado ascenso, las numerosas caídas y el agotamiento psicológico, se encuentra la aceptación. Depende en parte de las personas, y durante ella renacen en breves intervalos alguna de las fases anteriormente citadas, aunque ésta predomina sobre ellas y las reduce. Es dura, y en ella realmente nos damos cuenta de que en realidad sí que éramos capaces de superar cosas que creíamos imposibles. Que a pesar de que confiábamos plenamente en ello, ese hecho no acabó con nosotros. No te olvides de aprovechar esto en tu beneficio, y cuando recuerdes esta situación no te lamentes, tan sólo limítate a sonreír de lo insignificante que parece ya en el recuerdo.

"There is always hope"

05 febrero, 2011

Las luces de los caminos se pueden cambiar


¿Cuántos tipos de luces alumbran nuestras vidas? Al pensar en ellas indudablemente se nos ocurren unas más "superiores" que otras, y aparentemente más "poderosas" por el hecho de ser independientes y tener luz por sí mismas. Pero, ¿en cuánta medida es eso es cierto? Porque por muy supremo que parezca el Sol, este depende de la Luna, y viceversa. A su vez se encuentran agarrados a otro eslabón que si falla, puede que les llevase a hundirse. El problema es ¿cómo de largo es este ciclo sin aparente fin y comienzo definidos? Al pensar en las bombillas vemos como lógico que dependan de electricidad, ¿por qué entonces el Sol es mejor, en teoría? Si es por su capacidad de alumbrar, quizás un buen grupo de farolas con bombillas potentes pudieran retarle. Puede que coloquemos en peores puestos a las bombillas debido a que pueden fallarnos, o a que quizás alguna vez lo han hecho. Piensas que guiarán todo tu camino pero en el momento menos pensado, ¡fum!, fundida. Si tienes suerte y hay más farolas en tu recorrido, puede que sigas adelante. Pero cuando confías firmemente en que una no perderá su luz y lo hace, quedas inmerso en la oscuridad absoluta, y comienzas a confundirte, dudar, agobiarte, tratar de escapar. Sin embargo y por suerte, todos podemos obtener otras bombillas por las que remplazar las fundidas que ya han terminado su vida, pueden que sean mejores o peores, o simplemente diferentes, pero acabaremos por acostumbrar nuestra vista a ellas. Pero lo que debemos de preguntarnos de todo este asunto es: ¿el Sol no puede fallarnos?

"There is always hope"

02 febrero, 2011

Humedades ¿interminables?


Fachadas. Las hay de muchos tipos. Unas más fuertes, otras más débiles. Blancas, rojizas o quizás azules. Algunas puede que midan veinte metros, otras que no lleguen a los quince. Pero todas cumplen la misma función: proteger algo que se encuentra tras ellas, llueva, nieve, granice, haya vientos de miles de kilómetros por hora o que se produzcan tornados. La cuestión es, ¿dónde tienen su límite de resistencia? Puede que con unas gotas de lluvia tan sólo se humedezcan, pero ¿puede afectar eso a pesar de su aparente insignificancia? Las fachadas mojadas son difíciles de volver a su estado secano, y conforme acumulan esas gotas, van rebosando progresivamente humedad. Esto no significa que sea imposible, pero ¿cuánto tiempo han de reposar sin mal tiempo de nuevo?

"There is always hope"