07 febrero, 2011

Aprender a convivir con la aceptación


Muchas veces aceptar algo que nos atormenta o que simplemente no queremos creer es algo realmente duro para lo que a menudo nos preparamos con un largo proceso previo. La primera fase es la incredulidad. La dificultad para creer y confiar en que ese hecho es cierto. Se trata de una parte breve del proceso que pronto da lugar a la segunda y una de las más largas: la negación. A pesar de que intentamos que sea perecedera, eso nunca ocurre. Ata sus raíces a nosotros y aunque muchas veces pensemos que la hemos superado, eso también se trata de un espejismo: no es así, y perdura en las sombras durante más tiempo del que quisiéramos. La tercera, y más graciosa de todas, es la búsqueda de soluciones. Indagamos y encontramos soluciones que nos parecen lógicas cuando se suelen tratar de aspectos irracionales e incoherentes. El único problema es que un pañuelo llamado inocencia que venda nuestros ojos nos impide verlo con claridad. La fase concluye con una gran lista de alternativas absurdas que acabámos por arrugar y mandarlas a su sitio correspondiente: la papelera más cercana. Cuarta: aproximación hacia la aceptación. No se trata de ella puramente, pero nos encontramos tan cerca que sufrimos al ver tan nítidamente la realidad. Pataleamos, lloramos, nos irritamos y nos frustramos: pero eso en realidad tan sólo sirve de desahogo, no de método de superación. Por último, en lo más alto de la cima, tras el cansado ascenso, las numerosas caídas y el agotamiento psicológico, se encuentra la aceptación. Depende en parte de las personas, y durante ella renacen en breves intervalos alguna de las fases anteriormente citadas, aunque ésta predomina sobre ellas y las reduce. Es dura, y en ella realmente nos damos cuenta de que en realidad sí que éramos capaces de superar cosas que creíamos imposibles. Que a pesar de que confiábamos plenamente en ello, ese hecho no acabó con nosotros. No te olvides de aprovechar esto en tu beneficio, y cuando recuerdes esta situación no te lamentes, tan sólo limítate a sonreír de lo insignificante que parece ya en el recuerdo.

"There is always hope"

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